Expertos tanto en zootecnia como en sociología, encontraron que la gran mayoría de los animales, en cuanto a su vida sexual se refiere, suelen “hacer de todo, mejor y más que los humanos”. Sin embargo, al afirmar esto, no tratan de comparar la sexualidad del ser humano con la del mundo salvaje o viceversa.
En algunas especies los machos son muy agresivos, tanto que hasta llegan a matar a sus propias crías. En estos casos las hembras toman dos caminos, o eliminarlos casi por completo, o se buscan un protector que ahuyente al violento, como hacen las leonas, las elefantes, la foca monje o la foca elefante.
En el caso de estas últimas, los machos llegan primero al territorio y se pelean entre ellos. Cuando van llegando las hembras, el más fuerte las aleja de la manada. Las hembras se van con el primero que llega porque, si no, los demás las matarían.
Eso pasa también con las cabras. En el caso de las tigresas, éstas sólo usan al macho para reproducirse y después se van, no sin antes lanzar potentes zarpazos contra su compañero.
Por otro lado, las leonas eligen al macho que mejor melena tenga y los que más fuerte puedan rugir. Las hembras se encargan de alimentarlo, pero siempre lejos de las crías, sino los masculinos suelen matarlas.
La mayor anarquía sexual se encuentra entre los chimpancés. La hembra en celo copula con toda una fila de machos que esperan pacientes su turno, sorprendentemente, sin pelearse. La chimpancé se asegura quedar embarazada y provoca confusión en la paternidad de las crías; así, si un macho cree que una cría es suya quizá se abstenga de matarla.
Pero los chimpancés son caníbales y si no hay comida, devorarán a las crías del grupo. Esta especie depende, principalmente, de la ferocidad de sus madres para sobrevivir.
¿Prostitución en el mundo animal?
Lo que más trabajo cuesta conseguir es comida. Cuando un ejemplar tiene una presa, otro la puede conseguir a cambio de favores sexuales.
Hubo un caso en un zoológico de Pekín, donde enseñaron a los primates a comer cocos. Les tiraron cinco y el macho dominante los consiguió todos. Después apareció una hembra y se los fue arrebatando uno a uno no sin antes copular con él.
También se observaron casos de cabras en las que es exactamente al revés. Los masculinos que consiguen de una hembra comida a cambio de sus relaciones.
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