En los últimos días se ha repetido mucho, pero no por eso la historia de Yehude Simon Munaro deja de ser extraordinaria. Diputado de izquierda radical, encarcelado por supuestos nexos con el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru, condenado a veinte años en un juicio amañado, indultado luego de ocho años de encierro, efectivo presidente regional de Lambayeque durante dos períodos y, desde el martes último, Presidente del Consejo de Ministros.
¿Qué significa la elección de Simon por parte de Alan García? Primero, la importante reducción en el peso del aparato aprista, que retiene solamente las carteras de Jorge Villasante en Trabajo y Enrique Cornejo en Vivienda. Drástico ajuste de cuentas con la bancada oficialista que, en Jorge del Castillo, dejó caer sin más a uno de los suyos (ver entrevista siguiente). Con el anterior premier el partido ostentaba un nivel orgánico de influencia que hoy ya no existe.
La presencia de Simon (61) tampoco debe serle muy grata a Lourdes Flores. Fue la lideresa de Unidad Nacional quien puso irresponsablemente la pica en Flandes y demandó la salida de todo el gabinete luego de la difusión de los “petroaudios”, a pesar de que el escándalo, por más estridente que fuera, se encontraba acotado en personajes y situaciones específicas. Flores, tan identificada con la estabilidad política, precipitó un remezón ad portas de una cumbre como la de APEC y en medio de una crisis internacional cuyos alcances todavía son desconocidos.
Lourdes encontró aliados impensados en Ollanta Humala, que también exigía un nuevo gabinete pero con cambio de modelo económico incluido, y fujimoristas como Carlos Raffo, que encontraron por fin la oportunidad de servirse en una bandeja la cabeza de Del Castillo.
Hoy los tres sectores fruncen el ceño ante el nuevo primer ministro. Más aún, el fujimorismo emprende una campaña a propósito del pasado de Simon y su injusta carcelería. Todo lo que sirva para justificar las tropelías de su enjuiciado líder se convierte en bandera.
La decisión del presidente García de ofrecerle el cargo a Simon descuadró incluso a Del Castillo, quien a pesar de su buena relación con el presidente regional de Lambayeque se mostró inicialmente preocupado por el futuro de los lineamientos centrales del gobierno.
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