sábado, 11 de octubre de 2008

Mucho más que una crisis financiera: el derrumbe del liderazgo político y económico de EE.UU

Vivimos un momento histórico: el derrumbe del liderazgo político y económico de Estados Unidos en el mundo. Es un giro geopolítico tan importante como lo fue la caída de la Unión Soviética

Es posible que tengamos la mirada puesta en la debacle de los mercados, pero la convulsión que estamos experimentando es más que una crisis financiera. Estamos ante un giro geopolítico de dimensiones históricas que está alterando el equilibrio de poder en el mundo de manera irrevocable. La era del liderazgo mundial de Estados Unidos, que comenzó en la II Guerra


En las actuales circunstancias, un fortalecimiento sin precedentes del Gobierno es la única forma de evitar una catástrofe en el mercado. La consecuencia, sin embargo, será que EE UU dependerá todavía más de las potencias emergentes. El Gobierno federal está acumulando préstamos aún mayores, y puede que sus acreedores teman, con justificación, que no van a devolverse jamás. Es muy posible que sienta la tentación de engordar esas deudas con un repentino aumento de la inflación que dejaría a los inversores extranjeros con pérdidas considerables. En esta situación, ¿estarán dispuestos los Gobiernos de países que compran grandes cantidades de bonos estadounidenses, como China, los Estados del Golfo y Rusia, por ejemplo, a seguir apoyando el papel del dólar como divisa de reserva mundial? En cualquier caso, el control de los acontecimientos no está ya en manos de Estados Unidos.

El destino de los imperios, a menudo, se decide por la relación entre guerra y deuda. Ocurrió con el Imperio Británico, cuyas finanzas se deterioraron a partir de la Primera Guerra Mundial, y con la URSS. La derrota en Afganistán y la carga económica que supuso tratar de responder al programa de la guerra de las galaxias de Reagan fueron factores cruciales que contribuyeron al desmoronamiento soviético. A pesar de su insistencia en su excepcionalidad, EE UU no es distinto. La guerra de Irak y la burbuja crediticia han herido de muerte su hegemonía económica. EE UU seguirá siendo la mayor economía del mundo durante un tiempo, pero serán las potencias emergentes las que, una vez que la crisis haya pasado, comprarán lo que haya quedado intacto entre las ruinas del sistema financiero estadounidense.

En las últimas semanas se ha hablado mucho sobre un apocalipsis económico. En realidad, no estamos, ni mucho menos, ante el fin del capitalismo. El frenesí que se observa en Washington no es más que la muerte de un tipo de capitalismo, la variedad que ha existido en EE UU durante los últimos 20 años. Este experimento de laissez-faire financiero ha fracasado. Aunque el impacto de la caída se hará sentir en todas partes, las economías de mercado que se resistieron a la desregulación de estilo estadounidense capearán mejor el temporal. Es probable que el Reino Unido, que se ha convertido en un fondo de protección gigantesco, pero un fondo que carece de la capacidad de beneficiarse de un empeoramiento de la situación, acuse especialmente el golpe.

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