lunes, 16 de marzo de 2009

LA TERAPIA DE LA MUSICA

Las infinitas combinaciones de sonidos y rítmos tienen un efecto instantáneo y poderoso sobre el ánimo. Para aprovechar el poder curativo de la música, los remedios que se necesitan probablemente ya estén en su colección de discos.

Hace mil años, en Oriente, ya existían culturas como la Sufi que trabajaban la cura a través del sonido. Más cerca en el espacio y en el tiempo, a fines del siglo XVIII, el poeta romántico alemán Friedrich Novalis sintió que la esencia del hombre era musical. Que ante un estímulo sonoro agradable había una respuesta muscular instintiva, como si el cuerpo, más allá de la conciencia, tuviera que reconocer esa llamada primordial. Dos siglos más tarde estos mismos principios inspiraron una nueva práctica asistencial donde la música es el vehículo que pone en contacto al paciente con el terapeuta.

El entorno sonoro en el que cada individuo se mueve a diario tiene una influencia decisiva en la forma en la que teje sus vínculos afectivos y se relaciona con el mundo.

De hecho, la formación del aparato psíquico está relacionada, en sus momentos más arcaicos, con sonidos o ritmos tales como la cadencia de la respiración materna.

La Musicoterapia, entonces, se ha recortado como una veta específica para el trabajo de ciertas disfunciones que tienen que ver con la obturación del campo de la palabra, y en el cual se trabaja a partir de estímulos provocados por determinadas percepciones sonoras. Así, la música se transforma en una herramienta de trabajo esencial para la cura.

Diseña tu propia "receta" ¿Estas listo para tratarte con canciones? Sigue esta guía, usando tu música preferida, o nuestras sugerencias, para afrontar problemas de salud.

CONTRA LA DEPRESIÓN

La investigación: A 20 hombres y mujeres, entre los 61 y 68 años de edad, que escucharon piezas conocidas mientras practicaban diversas técnicas de reducción de estrés -sin la ayuda de un terapeuta musical- les mejoró el ánimo y les disminuyó la depresión; según un estudio durante ocho semanas de la Escuela de Medicina de la Universidad Stanford. Mientras tanto, un grupo de control que no se benefició de la música ni de los ejercicios, no mejoró. Si usted se siente deprimido, busque tratamiento médico. Pero si está sencillamente triste, pruebe este enfoque musical:

La mejor música: temas alegres, enérgicos y rítmicos, dependiendo de su gusto.

Cómo hacerlo: Mientras suena la música, realice ejercicios rápidos, dependiendo de su estado físico. Deje que la música le mueva. Mantenga los movimientos suaves y fluidos. Respire al compás de la música. Con cada nueva frase musical, encuentre una forma diferente de moverse. Vuelve suavemente al reposo cuando termine la música.

CONTRA EL INSOMNIO

La investigación: Según un estudio de la Universidad de Louisville, la música clásica ayudó a que 24 de 25 personas con problemas insomnio, se durmieran más rápidamente durante períodos más largos o volvieran a quedarse dormidas con más facilidad luego de despertar en medio de la noche.

La mejor música: Pieza suaves, melódicas y lentas. Los participantes en el estudio escucharon la "Música Acuática" de G.F. Haendel, el Canon en Re, de Pachelbel y "Las cuatro estaciones" de Vivaldi.

Cómo hacerlo: Comience a relajarse después de cenar. Prescinda del café de la noche, y evite las llamadas telefónicas después de la s 21 horas. Escuche música más suave y calmada a medida que se acerque la hora de acostarse. Siga escuchando en la cama. Descanse sin moverse, respirando profundamente.

CONTRA EL ESTRÉS

La investigación: Muchos estudios han encontrado que las melodías suaves pueden calmar la ansiedad y aquietar el ritmo cardiaco y la presión arterial, inclusive bajo condiciones de mucho estrés. "El estrés cotidiano también responde a la música", dice la Dra. Hanser de la Escuela de Música Berklee.

La mejor música: "Busque algo que capte su atención, para que las preocupaciones del día -sobre lo que ha sucedido más temprano y sus planes sobre lo que podría suceder en el futuro- se desvanezcan", dice la Dra. Hanser. Usted quiere liberar su mente y dispersarse. La música debe captar su atención y al mismo tiempo relajar su cuerpo. Por ello, todo vale. Las músicas lentas como boleros, baladas, romanzas, etc. podrían ser perfectas, el violín es una magnífica opción. Pero si una pieza lenta le da tiempo a su mente para preocuparse, cambie de táctica y considere algo más movido.

Cómo hacerlo: Siéntese o acuéstese cómodamente donde no le molesten. Después de escuchar unos minutos, añada un ejercicio de relajamiento. Comenzando por los pies, tense suavemente y luego afloje los músculos. "Puede sentirse fresca después de tan solo diez minutos", dice la Dra. Hanser. "Más tarde, tal vez podrá pensar con más claridad y emprender el resto de sus días con una actitud mas positiva y relajada".

CONTRA EL DOLOR

La investigación: Los malestares físicos se pueden aliviar con melodías fluidas y ritmos que le distraigan, dicen los terapeutas de música y los investigadores. Un estudio de la Universidad de Yale, encontró que las personas que escuchan su música preferida mientras estan despiertas durante una cirugía, necesitaban menos cantidad de sedantes y analgésicos que quienes no la escuchaban. La música puede traer un alivio temporal a los dolores de corta duración así como a molestias más duraderas como la artritis y osteoporosis. La música no eliminará la necesidad de analgésicos totalmente, pero podría ayudar a que su acción sea más efectiva.

La mejor música: Las canciones suaves y calmantes. "Usted desea romper el ciclo de dolor mandando a su cuerpo claves para relajar, y ocupando y distrayendo su mente", dice Martha Burke, directora del Centro de Investigación de Terapia Musical en Durham, EE.UU . "Una música suave, o con un ritmo lento y continuo pude ayudar a promover el relajamiento, lo cual puede alterar su percepción del dolor". Así, tal vez responda a melodías tipo canciones de cuna. O, si se siente agitado, una salsa o una cumbia. Después de unos 5 a 10 minutos, cambie a algo más relajante. Esto puede llegar a calmar su ritmo cardiaco y su respiración, sedándole aún más. El objetivo es reducir la tensión producida por el dolor.

Cómo hacerlo: Siéntese o acuéstese en la posición que le resulte mas cómoda mientras escucha la música. Tome por lo menos 15 minutos para concentrarse totalmente en ella. Esto es más que una música de fondo que escucha para lavar los platos o leer el diario. La clave está en que le dedique toda su atención.

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