domingo, 12 de abril de 2009

“LA IMPORTANCIA DE APRENDER A OTRA EDAD”

(Escribe Gabriela Batisttini; Psicopedagoga)
El aprendizaje es un proceso gradual que se da durante toda la vida.
Muchos piensan que el aprender se da mayormente durante la etapa de la niñez y la adolescencia. Pero las Instituciones educativas son sólo los dispositivos iniciales. El resto depende de uno mismo.
Mientras se tenga vivo el deseo de aprender, todo es posible. La capacidad, la atención, la memoria remota, la lectura y escritura veloz se mejoran con la práctica.
Además, la lectura es la base de posteriores aprendizajes y constituye una importante distinción en el ámbito social y cultural al hablarse de “sujetos alfabetizados y analfabetos”.
Los adultos analfabetos muchas veces son discriminados y dejan de ser tenidos en cuenta para el rol laboral en muchas ocasiones, más allá de la capacidad real que tenga el sujeto.
La educación debe llevar adelante una sociedad en función de su desarrollo. Es en este sentido, que en el contexto actual de un país con una gran deuda social, vemos la necesidad y la obligación de llevar adelante un Proyecto de Alfabetización para Adultos.
Por otra parte, en un país donde el Estado interpreta a la educación como un gasto y no como una inversión, las falencias del sistema educativo son notorias.
Cabría preguntarse entonces, si las causas de los fracasos no exceden los marcos de la escuela para convertirse en un problema del sistema educativo como tal. Se trata, pues, de condiciones sociales y no responsabilidades personales.
Esta problemática profundiza los mecanismos de exclusión social, teniendo en cuenta que en la actualidad, el conocimiento es la principal herramienta para la inserción y desarrollo del hombre y de la sociedad.
El Proyecto de alfabetización para adultos, tiene como fin la adquisición de la lectura y la escritura, por parte de adultos no alfabetizados, porque la alfabetización es un proceso sin edad, y cuesta aceptar que cuando hablamos de esto tenemos que incluir aquí también a jóvenes y adultos.
No es sólo el modelo alfabetizador convencional el que no encaja a los niños, ni son sólo los niños de sectores populares los afectados; es el modelo escolar convencional el que es preciso cambiar, por lo que habrá que mostrar a niños, maestros y padres de familia que el libro no muerde, que la lectura no es un instrumento más de tortura, que aprender a leer y leer pueden ser actividades placenteras y gratificantes no sólo para quienes aprenden sino para quienes enseñan. Porque la escuela va más allá de la escuela, y los aprendizajes preceden y exceden a la escuela.
"...La alfabetización implica dar cabida en la escolarización a las minorías sociales, culturales y étnicas y no sólo provee recursos para desarrollar capacidades cognoscitivas para reflexionar, diferenciar, integrar, es decir, procesos de comprensión de la realidad, sino que desarrolla la autoestima y la valoración de sí mismo, en tanto provee recursos para desarrollar la autonomía y por ende recursos para atreverse y promover para sí y para los demás iniciativas que propendan al desarrollo social y humano..."
Los analfabetos entran en un círculo vicioso en el cual son rechazados por no saber leer ni escribir, y no pueden aprender estos saberes porque ya fueron excluidos; entonces estar alfabetizados es respetar el derecho básico a la no discriminación, que es un derecho innato a todos los hombres, el cual debe ser promovido y protegido por encima de las diferentes perspectivas culturales.
De ésto se desprende que la alfabetización sea un derecho universal, un derecho para todos "...sin distinción o discriminación por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opiniones políticas o de otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento u otra condición..."
La alfabetización es un requisito para el progreso social y humano que se da a través de la democratización del saber.
Para revertir esta situación se crea este proyecto en el que entran en juego tres elementos: el objeto de conocimiento, el sujeto de aprendizaje y la enseñanza, insertos en un contexto.
En esta situación se ven implicados diversos principios, que se deben tener en cuenta, para formar lectores y escritores competentes, y de este modo disminuir el índice de analfabetismo.
Para concluir esto, quisiera que piensen que: "...la cuestión de la lectura no debe ser planteada en relación a la infancia sino con la sociedad en su conjunto. Corresponde preguntarse qué lugar tiene la lectura en la vida de la población (...). Una sociedad de lectores difícilmente sería una sociedad dócil. Es más: como bien han intuido las dictaduras de todos lo tiempos, un lector (crítico) es, en el fondo, alguien peligroso. Un libro en manos de un lector (...) es capaz de conmoverlo todo. ¿Quiere esta sociedad que la conmuevan? ¿Quiere críticos e insatisfechos, hurgadores, reflexivos? ¿Quiere, realmente, gente que piense?...
Entonces ,la función específica es la de acercar a la cultura letrada con el propósito de construir un espacio en el cual los adultos se vayan alfabetizando en relación con el saber sobre los procesos de lectura y escritura y con las funciones sociales que la lengua escrita tiene.
Pensemos que “nunca es tarde para aprender”; y hay que tener en cuenta que siempre estamos aprendiendo, en cualquier edad, a cualquier etapa de la vida, o ¿no es verdad que cuando necesitamos un consejo sabemos que es bueno recurrir a una persona con experiencia, o a un anciano, el cual ha ido aprendiendo de lo cotidiano cosas de la vida muy valiosas que ha aplicado a sus conocimientos?...
Porque enseñar y aprender son caras de la misma moneda, ya que si aprendí algo, puedo enseñarlo a los demás, y mientras enseño, puedo aprender.
Entonces, compartamos el conocimiento y animémonos a conocer más.
Porque siempre hay tiempo para aprender...
Siempre hay tiempo para empezar...
...Y nunca es tarde, se tenga la edad que se tenga...
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